Eliazar y el ha’Ish ha’Ashir
Ningunas de las palabras que habló el Mesías se han usado con mayor
frecuencia para mostrar el estado de los muertos que Lucas 16, la
historia de Lázaro y el hombre rico. Supuestamente, vamos al cielo o
bien al fuego del infierno cuando morimos.
Se intenta demostrar que esta historia es una situación real, porque se
usa el nombre de Lázaro, una persona de la Biblia. Recuerde, sin
embargo, que las enseñanzas del Mesías eran comúnmente presentadas en
alegorías. Lo que él decía algunas veces representaba principios con un
significado más profundo que la manera en que se presentaban. Con
demasiada frecuencia, sus palabras fueron mal interpretadas o mal
aplicadas.
El relato de Lázaro y el hombre rico fue también para enseñar algo más
que el estado de los muertos. El verdadero entendimiento de su mensaje
ha sido ignorado y se ha olvidado su verdadero significado. Esta
parábola, en su mayor parte, ha sido torcida. La interpretación común de
que significa que los buenos van al cielo y los impíos van al fuego del
infierno es contraria al resto de las Escrituras sobre el tema de la
muerte Y ninguna interpretación puede ser exacta si se opone otros
pasajes de las Escrituras.
Un mensaje a un grupo de Judíos
En el capítulo 16 el relato comienza con Yeshúa * (véase más arriba) el
Mesías hablando a sus discípulos acerca del mayordomo injusto. Él
concluye la parábola en el versículo 13 diciendo: “Ningún siervo puede
servir a dos amos: porque bien amará a uno y odiará al otro, o bien se
apegará a uno y desprecia al otro. No se puede servir al Eterno,
ha’Kadósh Baruj Hu, y a Mammón”. El versículo 14 relata que los
fariseos, un grupo elite de judíos y amantes del dinero, escucharon
estas cosas y luego se burló él.
A partir del versículo 15 Yeshúa habla esta parábola directamente a los
fariseos. Es importante que entendamos que sus comentarios son una
afrenta a los fariseos, porque la parábola es para enseñar una verdad
desagradable acerca de ellos.
Veamos la parábola de Lázaro y el hombre rico verso por verso.
“Había cierto hombre rico, que estaba vestida de púrpura y lino fino, y festejaba suntuosamente todos los días,” Lucas 16:19.
Del versículo de apertura de esta parábola a menudo se dice que enseña
que un rico vivía en esplendor y no pensaba en el Padre celestial. Esto
puede ser cierto, pero el punto es que él no se encontraba entre los
pobres, porque vestía de púrpura “lino fino”, indicativo de riqueza y
realeza. Su comida era la mejor y era más que suficiente. Él festejaba
con las cosas buenas de la vida.
Experimentemos a ver este “hombre” como una nación. Este hombre
representa a la rica nación judía –Yehudá- en ese momento. Recuerde en
primer lugar que JUDÁ aún tenía el sacerdocio levítico en los días del
Mesías. Las diez tribus para entonces habían sido tomadas cautivas
estaban dispersas en el extranjero. Recuerda que una y otra vez leemos
referencias a las “Ovejas Perdidas de la Casa de Israel”. La tribu de
Judá se vio favorecida y era a partir de la nación de Judá y de su
linaje real que habrían de salir los reyes, como predijo Génesis
49:8-12.
En segundo lugar, de acuerdo a Romanos 3:1-2, a Judá se le dio una consideración especial por parte de Elohim:
“¿Qué ventaja tiene entonces e judío y qué beneficio hay en la
circuncisión? Mucho en todos los sentidos: principalmente, porque a
ellos se encomendaron los oráculos del Elohim”. Rm. 3:1-2
Fue a los judíos que el Padre Celestial les había encomendado la
custodia de la Torá y de todo el Tanaj. Ellos habían conservado los
oráculos o pronunciamientos del Eterno para el mundo.
Inmediatamente antes de presentar las parábolas, Yeshúa había dicho a los fariseos:
“Ustedes son los que se justifican delante de los hombres” (Lucas 16:1).
En otras palabras, los fariseos buscaban la manera de congraciar sus
posiciones ante otras personas. Querían ser tenidos en alta estima entre
los hombres. En lugar de humildemente ser siervos de todos, los
fariseos querían mucho elogio, adulación y reconocimiento por parte de
la gente. Vestían de púrpura y lino fino, con estilo.
Judá, con las ventajas, despreció al Mesías
Yeshúa continuó en el versículo 16:
“La Torá y los Neviím fueron hasta Yojanan: desde entonces se predica el Reino de Elohim y cada hombre lo trata con desprecio”.
Yeshúa les está diciendo a los judíos que Él estaba allí con el mensaje
del venidero Maljut Elohim. Él se estaba proclamando a sí mismo como el
representante de ese Reino. Los judíos, sin embargo, ignoraron lo que él
dijo y trataron de dejar de lado todas sus enseñanzas para que pudieran
ellos tener preeminencia.
Él implicó a los judíos en el versículo 18: “El que abandona a su esposa
y se casa con otra comete adulterio, y cualquiera que se case con la
que fue abandonada por su esposo comete adulterio”. La razón por la que
el Mesías introdujo aquí el adulterio fue porque los judíos deberían
haber reconocido que él era el Mesías. Él representaba el novio para el
Reino venidero.
Los judíos no lo reconocieron como el Mesías. Lo rechazaron y cometieron
adulterio espiritual al establecer sus propias ideas y sus propias
tradiciones y costumbres en lugar de mirar a la Biblia para asegurarse
de que estuvieran en armonía con el significado y el sentido de la
palabra de Ha’Shem.
Los fariseos representaban la tribu de Judá. Tenían la ventaja de
conocer la Torá, así como de tener el sacerdocio en medio de ellos.
Vivían ricamente. Su comida era la mejor y más que abundante. Festejaban
con las cosas buenas de la vida y tenían la llave para el conocimiento
de la vida por venir.
Yeshúa ahora entra en el corazón de la alegoría.
“Y había cierto mendigo llamado Lázaro, que estaba sentado a su puerta
lleno de llagas. Y deseaba ser alimentado con las migajas que caían de
la mesa del hombre rico: además, los perros venían y lamían sus llagas”,
versos 20-21.
Los dos hombres se encuentran en extremos opuestos de la escala social y financiera.
Uno disfruta de la riqueza y las comodidades del mundo, mientras el otro
está hundido en la pobreza y la enfermedad. El hombre rico tenía todo
en la vida mientras que el pobre estaba sumergido en la miseria.
El mendigo dependía de las migajas que caían de la mesa del hombre rico.
El mendigo nunca fue invitado a unirse al banquete. Pero yacía a la
puerta del hombre rico en espera de cualquiera cosa que fuera desechada
de la casa de abundancia del hombre rico. Pablo, en Romanos 11:9-10,
utiliza el mismo símbolo de la mesa para mostrar que los fariseos creían
que su prosperidad era una señal de la bendición de Ha’Shem. Por su
actitud, ellos convirtieron su prosperidad en una maldición.
La identidad de Lázaro
Hay que entender que el nombre de “Lázaro” es una transliteración del
hebreo “Eliazar”, que significa “Mi Elohim Ayuda” o “ayudó”, o también
‘Elohim Ayuda’. Así que Eleazar no fue favorecido con ser parte de la
familia del hombre rico. A él no se le dio el alimento ni la bendición
que se le dio al hombre rico.
En Bereshit/Gn. 15:2-3 hay una insinuación de quién es este Lázaro
(hebreo “Eleazar”). Ha’Shem se presenta a Avraham avinu, y le promete
que Él, el Eterno es su gran recompensa. Avraham pregunta:
“Eterno Elohim, ¿qué me vas a dar, viendo que estoy sin hijos y el
mayordomo de mi casa es este Eliazar de Damasco?” Bereshit/Gn. 15:2-3
Avraham dice que Eleazar no será su heredero, versículo 3. Sin embargo,
se le hace la promesa a Avraham de que él ciertamente tendrá un hijo,
que será al que le tocará la herencia, no Eliazar.
Volvamos a la parábola.
Lucas 16:21 nos dice que los perros lamían las llagas de Eliazar.
Aprendemos el significado de los perros en Mateo 15:22-26, cuando una
mujer gentil de Canaán buscaba que Yeshúa sanara a su hija. Él la
ignoró, diciendo, “No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la
casa de Israel”. Y ella lo reverenció diciendo: “Rabí, ayúdame “. Él
respondió: “No es correcto tomar el pan de los hijos y darlo a los
perros”. Él implica aquí que ella es una gentil y los gentiles eran
considerados por algunos como perros. Este hecho explica (Mateo 7:6) el
significado de Lucas 16:21, y es que Eliazar no es mejor que otros
“perros” gentiles.
Así que eso de que “los perros lo lamían” nos habla de donde se
encontraba “Lázaro”: Mesclado entre los “perros”, “dispersos”, en la
galut. Nos está hablando aquí de la ‘Casa de Israel’ dispersa entre los
gentiles. A partir del 125 a.E.C. serian también esparcidos, expulsados
de Érets Israel y quedarían sin Templo. Pero hasta entonces allí estaba
aún Judá.
¿A dónde fue el Mendigo?
“Y sucedió que el mendigo murió, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham”, verso 22.
No pocos predicadores tratan de decir que esto significa que el mendigo
fue llevado al cielo. Pero esa ¿sería la interpretación que darían los
judíos contemporáneos de Yeshua? Recuerda que Yeshúa no estaba hablando a
un público occidental. Él hablaba a un público del Medio Oriente, de
una cultura específica: de los Hebreos.
Hablando de la muerte, sin embargo, los fariseos, dirían en su expresión
idiomática que él se sienta en una posición favorecida conocida como el
seno de Avraham.
Si Avraham mismo estuviera en el cielo o en el paraíso, como muchos
enseñan, entonces eso debería ser bastante fácil de probar y con
exactitud por las Escrituras. Sin embargo, cuando leemos sobre su
situación en Bereshit/Gn. 25:7-9:
“Y estos son los días de los años de la vida de Avraham, que él vivió,
175 años. Entonces Abraham entregó el espíritu y murió en buena vejez,
un hombre viejo, y lleno de años; y se reunió con su pueblo. Y sus hijos
Isaac e Ismael lo enterraron en la cueva de Macpelah, en el campo de
Efrón el hijo del hitita Zohar, que está antes de Mamré”.
Más claro que eso no podría ser; vemos que Avraham fue sepultado y “se reunió con su pueblo”.
Si Eliazar estaba en el seno de Avraham entonces estaría sepultado en la
cueva de Macpelah en el campo de Efrón. Así que quede claro que él no
está ahora en el cielo ni en ningún lugar en el Edén.
De acuerdo con la profecía de la muerte de Avraham en Bereshit/Gn. 15:15.
“Y tú irás a tus padres en paz; serás enterrados en una buena vejez”. Bereshit/Gn. 15:15
En la muerte, Avraham fue unido a su pueblo, a sus antepasados que murieron antes que él.
Ahora, muchos asumen que Avraham estaría en el cielo. Pero Josué/Yehoshúa revela que los antepasados de Avraham adoraban ídolos:
“y Yehoshúa dijo a todo el pueblo: Así dice Ha’Shem, Elohim de Israel:
‘Tus padres habitaron al otro lado del Éufrates en tiempos antiguos,
incluso Terah, el padre de Avraham, y el padre de Najor, y ellos
sirvieron a otras deidades”. Yehoshúa/Js. 24:2.
Ciertamente los adoradores de ídolos no estarían en el cielo. Sin embargo, Avraham fue con sus antepasados, dice la Escritura.
¿Estaban ellos en un infierno cada vez más ardiente, donde se cree
popularmente que van todos los impíos? ¡Si así fuera, Avraham estuvo con
ellos, junto con Eliazar!
Pero espere. La explicación es muy simple.
Ambos Simplemente Murieron
En la cultura hebrea, ‘Reunirse con los suyos’, o con ‘Sus Padres’,
meramente quiere decir que se unió a las filas de que ya pasaron a la
eternidad, en hebreo le’olamó [partió a su mundo], o le’olaman’
[partieron a al mundo de ellos]. Avraham (y Eliazar) murió y fue
enterrado como lo fueron sus padres antes de él. Él no está en el cielo
ni en el infierno, sino que está sepultado en la tierra en espera de la
resurrección.
Yeshúa mismo deja claro eso en Yojanan/Jn. 3:13, ni siquiera David ha’Mélej [el Rey David], Maasey ha’Shlejim/Hch. 2:34.
Lucas 16:22 continúa:
“El hombre rico también murió y fue enterrado”,
Es decir, tanto el mendigo como el hombre rico murieron y fueron puestos
en sus sepulturas. Ambos esperan la resurrección. Así que no hay
diferencia entre ricos y pobres -la muerte nos llega a todos, incluso a
los animales, Tehilim/Sl. 49:14.
Las Escrituras dicen simplemente que Avraham está muerto. En Yojanan/Jn. 8:52,53 los judíos le comentaron a Yeshúa:
“Ahora sabemos que tienes un demonio. Avraham está muerto y los
profetas, y tú dices: ‘Si un hombre guarda mis palabras nunca gustará de
la muerte.” ¿Eres tú mayor que nuestro padre Avraham, que está muerto? Y
los profetas están muertos. ¿Quién te haces?” Yeshúa ignoró su
pregunta.
¿Has tenido la experiencia de verse hablando de un tema que para ti es
claramente entendible pero que para tú interlocutor es completamente
complicado y que no es sencillo explicarle ya sea por causa de su
ignorancia o por su herencia pagana?
Seguramente si Avraham estuviera en el cielo esta era una oportunidad, y
perfecta para corregirlos y decir que Avraham no está realmente
sepultado sino que está arriba en el cielo en algún lugar o que su alma
está en el cielo. Sin embargo, él no dijo nada por el estilo.
Simplemente procedió a decir que…
“Avraham previó el día de Yeshúa y se regocijó en él.”
¿Estaba el hombre rico en el infierno?
En Lucas 6:23 tenemos la resurrección del hombre rico (que es en la segunda venida de Yeshúa,
1 Tesalonicenses 4:15-17).
“En el sepulcro [que es el verdadero significado de la palabra griega
hades, común pero erróneamente traducida como infierno] el rico alzó sus
ojos, estando en tormento, y ve de lejos a Avraham, y a Eliazar en el
seno de Avraham”.
El Mashíaj Yeshúa dijo en el versículo 22 que
“Lázaro fue llevado por los ángeles al seno de Abraham.”.
Esta es la misma expresión que Yeshúa utilizó en Mateo 24:31, cuando
dijo que enviaría a sus ángeles para reunir a los elegidos en la primera
resurrección antes de que el Reino de que Ha’Shem se establezca. Está
hablando del establecimiento de su Reino sobre la tierra. Lázaro había
sido contado digno de esa primera resurrección mencionada en Revelación
20:6.
El Reino de A-donai será establecido en conformidad con la profecía de
Yeshúa el Mesías en Lucas 13:28.Tenga en cuenta sus palabras:
“Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando ustedes vean a
Avraham, a Isaac, a Yaakov y a todos los profetas en el Reino y ustedes
serán echados fuera”.
Obviamente, el hombre rico también representa aquí una clase, o parte de
ella que se ven privada de estar en la primera resurrección y en el
Reino de Elohim.
Estar en el seno de Avraham tiene el sentido de estar en una estrecha
relación con alguien en un lugar preferido. Es como decir en lenguaje
occidental: la Sala Vip. En Galatim/Gl. 3:7 Rav Shaúl nos dice:
“Sepan, pues, que los que son de la fe, son los hijos de Avraham. Y la
Escritura, previendo que Ha’Shem justificaría a los gentiles a través de
la fe, predicó antes la Buena Noticia a Avraham, diciendo: ‘En ti serán
benditas todas las naciones”. De modo que los que son de la fe son
bendecidos con el fiel Avraham”.
Rav Shaúl aclara aquí el significado de la promesa dada a Avraham y a los que viven por la misma fe que mostró padre Avraham.
El mendigo era uno de los fieles que está en la primera resurrección.
Mil años más tarde, cuando el hombre rico sea vuelto a la vida en la
segunda resurrección, ve ahora a Lázaro en una posición favorecida en el
Reino con Avraham.
La angustia mental deja su boca seca.
El versículo 23 dice que el hombre rico estaba en “tormento”. La palabra
se deriva del griego basanos. Tiene el sentido de prueba, inquisición y
juicio. En sentido figurado significa un tormento mental. Pablo explica
esto en Korintim Álef/ I Co. 3:12-15 donde el juicio se compara con un
fuego en el que se ponen a prueba las obras para ver si son dignas de
sobrevivir el juicio.
Dándose cuenta de que no ha logrado estar en la primera resurrección con
las promesas dadas a los fieles, el hombre rico está ansioso y tenso.
El cielo de la boca y su lengua se secan. Él pide en el versículo 24 que
Lázaro sea enviado a mojar la punta de su dedo en agua para refrescar
su lengua porque angustia está en angustia en esta prueba.
Ciertamente, si esta fuera la llama destructora del fuego del Guehenon,
el hombre rico habría pedido más que una gota de agua para su lengua.
Había pedido a gritos barriles de agua para salvarlo de las llamas que
todo lo consumen. Eso indica claramente que la drashá no es de
interpretación literal como tan poco la grandísima mayoría de las
enseñanzas de Yeshua y del ‘Nuevo Pacto’.
Eso sin embargo no se debe dar margen a una interpretación equivocada de
que todo Judá se condenaría, sino que se interpretará como las
condiciones espirituales de “una generación” (generación adultera y
perversa), como solía referirse el mismo Yeshúa.
Solo ahora se da cuenta de que ha sido excluido de la primera resurrección de los santos.
Avraham le recuerda al hombre rico en verso 25:
“Hijo, recuerda que tú recibiste en tu vida las cosas buenas, y Lázaro
de igual modo las cosas malas; pero ahora él es consolado y tú estás
atormentado [probado, angustiado –griego: odunaomai]. Y además de todo
esto, entre nosotros y tú hay un gran abismo fijo; de modo que el que
quiera pasar de aquí hacia ti no puede, ni puede pasar hacia nosotros
los que quieran venir de allá”.
La gran brecha que se está fijada es un tipo del Valle del
Yarden/Jordán, sobre el cual cruzaban los que querían ir a la Tierra
Prometida.
A Avraham y a los santos resucitados se les muestra en una posición
favorecida, habiendo heredado el Reino. El hombre rico es excluido. Él
no tiene puesto el vestido de bodas de Mateo 22 y es llevado afuera como
se muestra en el versículo 13. Ahí el Salvador Yeshúa dijo: “Átenlo de
pies y manos, y échenlo a las tinieblas de afuera; allí habrá llanto y
crujir de dientes”.
Además, él dijo en Hitgalut/Ap. 3:18:
“Te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas
rico, y vestido blanco, para que estés vestido”. Hitgalut/Ap. 3:18
El hombre rico, Yehudá/Judá, suplica por sus hermanos israelitas.
En el versículo 27, el hombre rico ruega que Avraham envíe a Lázaro a la
casa de su padre a testificar a sus cinco hermanos, para que no
terminen en su situación. Una prueba fuerte para mostrar que el hombre
rico representa a Judah se encuentra en Génesis 29, donde leemos de las
doce tribus de Israel.
Génesis 35:23 menciona a los cinco hijos hermanos de Judá nacidos de su
madre Leah. Todos ellos representan a las personas que tienen una verdad
bíblica. La parábola de Lázaro y el hombre rico trata realmente acerca
de Judá y sus cinco hermanos quienes también han descuidado la adoración
apropiada a Ha’Shem y caen en la misma reprobación.
Note la respuesta de Avraham: “Ellos tienen a Moisés y a los profetas, que los escuchen”.
Avraham le dice al hombre rico que hoy tienen en la Escritura los
escritos de Moisés y de los profetas y podemos estudiarlos por nosotros
mismos y arrepentirnos.
El hombre rico objeta: “No, padre Avraham, pero si uno va a ellos de entre los muertos, ellos se arrepentirán”.
Judá está seguro de que sus hermanos escucharán solamente si uno se
levanta de entre los muertos y va a ellos con el mensaje de salvación.
Note la respuesta de Avraham, en el versículo 31:
“Si no escuchan a Moisés y a los profetas (vea como Yeshua exalta a la
Torá aquí), tampoco se les persuadirá aunque uno se levante de entre los
muertos”. De hecho no se persuadieron (masivamente) cuando Yeshúa se
levantó de entre los muertos.
Avraham muestra claramente en la parábola que aun cuando Yeshúa resucite
de entre los muertos como prueba y testimonio, los que tienen la Biblia
no se llegarán a un conocimiento salvador del Mesías porque están
demasiado embotados y cegados por sus tradiciones. Están todos envueltos
en vestiduras de hechura humana de púrpura y lino fino.
Esta es una condenación de los que tiene todas las ventajas de hoy día.
Aquellos de nosotros que tienen traducciones de la Biblia, diccionarios,
léxicos, concordancias, comentarios –todas las ayudas de estudio-,
profundo conocimiento de Talmud, Halajá, etc., y han descuidado venir a
un entendimiento de la justicia de Ha’Shem.
Es un asunto que Rav Shaúl describe como: “siempre estudiando y nunca llegan al conocimiento de la verdad,” 2 Timoteo 3:7.
El hombre rico se da cuenta de que no había hecho lo que sabía que era
correcto hacer. Gozaba de la buena vida y no buscaba sinceramente la
senda estrecha del Eterno. Iba por el camino ancho, como hacen
demasiados hoy día, de cenar con la palabra sin aplicarse nada de ella a
sí mismos. Tampoco proclamaba la Palabra a otras personas que habrían
podido beneficiarse del conocimiento y el entendimiento del Reino
venidero.
Lázaro el representante de los dispersos
Lázaro, por otra parte, representa los que perdieron su identidad, se aferran a cada migaja de la verdad y viven por ella.
La parábola de Lázaro y el hombre rico es también una censura a nuestra
generación que tiene acceso a la riqueza y muestra falta de disposición a
seguir la verdad de las Escrituras como deberíamos. En general, las
naciones civilizadas en el hemisferio norte y en Europa tienen todas las
ventajas de la verdad del Eterno. Pero ignoramos las lecciones y
seguimos haciendo lo que satisface nuestros deseos carnales. Cometemos
adulterio espiritual al unirnos al mundo.
Las diez tribus norteñas de Israel han sido llevadas cautivas, pero
Judá, junto con parte de la tribu de Benjamín y los sacerdotes de Leví,
fue dejado en Jerusalem. Fue a Judá a quien se le dio el cetro y mantuvo
el legado real de acuerdo con las promesas de Ha’Shem. Son los judíos
los que tienen las Escrituras y a ellos se les dio las promesas. Ellos
debían compartirlas con los demás y no guardar todas las bendiciones
para ellos mismos. Así que se les describe como vestidos con prendas de
realeza y comedor suntuosamente cada día.
¿Qué dice la parábola y lo que no dice?
¿Está Avraham en el cielo? ¿Es esta parábola otra manera de decirnos que
Lázaro, después de todo, fue al cielo? Yeshúa mismo dijo:
“Ningún hombre ha ascendido al cielo, sino Aquel que descendió del cielo, el Hijo del Hombre,” Yojanan/Jn. 3:13.
Nuestro Mashíaj es llamado “el primogénito de los muertos” en
Hitgalut/Ap. 1:5. Si Él es el primero en ser levantado de la muerte,
ningún personaje del Tanaj pudo haber sido levantado antes de él, y es
más, a ellos se les prometió la vida eterna. Dos veces en el “Quién es
Quién” de Hebreos 11 de los justos patriarcas y profetas leemos que
murieron –sin haber recibido lo prometido, versículos 13 y 39. A Avraham
y a los otros se les aseguró un lugar en el Reino, pero cuando los
muertos de la tierra sean levantados en la segunda venida del Mesías,
Korintim Álef/I Co. 15:52, Yojanán/Jn. 13:28-29.
Cuando uno muere, su pensamiento y su conciencia total se detiene, Tehilim/Sl. 6:5.
“Los muertos nada saben,” encontramos en Eclesiastés 9:5, y “porque no
hay trabajo, ni obra ni conocimiento, ni sabiduría en el sepulcro a
dónde vas”, versículo 10.
La parábola de Lázaro y el hombre rico pone en manifiesto que no podemos
ser malos y regocijarnos en nuestra propia opulencia. Debemos ser
canales de la Torá a los demás, saliendo a compartir la gloriosa Buena
Noticia del Reino venidero y de la parte que el hombre puede tener en
él.
Esta podría ser mejor llamada la Parábola de los Seis hermanos –siendo
el seis el número del hombre desde una perspectiva humana. La lección
es, mira más allá de esta vida. Mira a Yeshúa el Mesías. Persigue
objetivos espirituales que traen vida eterna. “Si quieres entrar en la
vida, guarda los mandamientos”, Matitiahu/Mt. 19:17.
No hay comentarios:
Publicar un comentario